Cuando se piensa en los muebles para exteriores se tiende a confiar en un conjunto de accesorios y complementos focalizándose en su aspecto práctico. La selección a menudo recae en sillas y mesitas de plástico o resina. Son prácticas, resistentes, pero muchas veces valorizan el aspecto funcional por sobre el agrado estético.
Para nuestros balcones, terrazas o jardines podemos pretender más.
El accesorio justo se configura efectivamente como un toque de diseño capaz de integrarse en un contexto preciso y en una disposición habitacional específica. Hablamos del elemento que dialoga en forma coherente con las elecciones de decoración llevadas adelante en el resto de la casa. Hablamos del objeto que nos transmite el mismo sentido de acogida que respiramos entre las paredes domésticas.
¿Pero cómo es posible encontrarlo? En primer lugar hay que enfocar el estilo propio.
Si nuestro acercamiento al diseño de interiores privilegia las opciones materiales, cromáticas y de luminotecnia cercanas a los efectos naturales, a los tonos cálidos y acogedores, el material adecuado para nosotros tiene un nombre: ratán. Deriva de la especie de plantas homónima proveniente del extremo Oriente y se caracteriza por una particular resistencia a los agentes atmosféricos. La historia de su elaboración tiene orígenes antiguos: las manos sabias que han trenzados las fibras naturales han sabido valorizar, con el pasar del tiempo, su esencia viva y orgánica.
Actualmente el ratán ofrece una amplia posibilidad de opciones de decoración. Cómodos asientos reclinables, mesas y sillas, acompañan relajantes tumbonas o divanes.
Los diferentes tipos de elaboración a los que se presta responden a cualquier exigencia. Las fibras trenzadas de bambú y los muebles ligeros y poco voluminosos que se obtienen se acercan a la sensibilidad de los que prefieren exteriores más refinados.
Por otra parte la caña de bambú cortada en trozos encuentra un estilo más rústico e informal.
¿Cómo crear una combinación perfecta entre decoraciones y revestimientos?
Una inmersión plena en la naturaleza la logramos con un pavimento capaz de evocar la materia intrínseca: el gres porcelánico efecto madera consigue recrear la mimesis que se transforma en delicado abrazo tangible.
La colección NAU es un ejemplo.
Los detalles, su paleta cromática, encuentran el espíritu de un exterior de huella delicada, que no renuncia a las ventajas técnicas de un material evolucionado y high tech.
Una válida alternativa es Signature, el parqué cerámico ultrarresistente que da vida en la superficie a todo el encanto de los elementos presentes en la naturaleza.